miércoles, 17 de mayo de 2017

UN TÍTULO PARA LOS 101

Llevaba un tiempo pensando cómo titular mi crónica cientounera y me he decidido, por fin, a escribir sin título; tal vez cuando acabe salga solo... Ultras... muchas, paisajes... los hay mejores y peores, pero como esta, pocas la superan... No sé qué decir que pueda sorprendernos de una prueba en la que una magnífica organización lleva al corredor a una seguridad infinita, de una carrera a la que miles de marchadores y ciclistas vuelven, una y otra vez, envueltos por su magia.
Una prueba con la que se vuelcan los pueblos, te abren las puertas de sus casas, te ofrecen agua e incluso cantes al son de una guitarra, te aplauden y animan.
Un prueba en la que se chocan las manos de los más peques, esos para los que casi somos héroes de una gran batalla. Tampoco olvidar a los chicos más avispados que se ofrecían a abrir el grifo de un avituallamiento, a dar una barrita energética o incluso a realizar unas fotos, por el módico precio de un euro.
Difícil es entender los vínculos que se crean, no sólo en el momento, sino a lo largo de los meses en los que, siempre presente, se sueña con volver. Para mí, los 101 son muchas cosas más allá de los entrenos y de la constancia.
En el ambiente se respira una felicidad inmensa, una gran fiesta en la que sólo hay alegría (aunque, a veces, se le dedique a personas que ya no están con nosotros). En todos, ansias por comenzar la aventura.
Para mí, es momento de encuentros, algunos efímeros; es momento de entrecruzar breves palabras o charlas infinitas; es tiempo de risas; es momento de tender la mano y de ofrecer un hombro en el que apoyarse; miradas de complicidad, miles de corazones que laten al son de una misma meta...
Este año ha sido especial, tras dos años "de sequía" volvía a la prueba con la misma ilusión de la primera vez, con ganas de empezar pero sin querer pasar "la última página" de la carrera...
Es la primera vez que la hago acompañando a un reto, y espero y deseo llegar a dos carros de los cuales me sentiría muy orgullosa.

Aunque esto podrá parecer el momento agradecimiento "de los Oscars", me veo obligada a pasar, aunque sea de puntillas, por muchas personas implicadas de alguna manera en mi locura.

Para empezar, por supuesto, gracias a Antonio por hacerme cómplice de sus retos, unos preparados y otros improvisados en el camino.
Gracias por la ilusión que pusiste en el reto "Todos Impulsamos el Carro", cada paso que dimos fue por ellos y esperemos poder aportar nuestro granito de arena a esta gran Asociación de Carros de fuego.
Gracias por hacerme partícipe de tus metas, por enseñarme que existe un "cuartel de día" y caminos que hasta ahora fueron iluminados por un frontal expectante.
Gracias por improvisar tus deseos; he descubierto que sí puedo llegar en menos de diciséis horas sin sufrir y corriendo hasta el final (también he descubierto que soy más floja de lo que creía y que tengo muchas vueltas de tornillo aún, jijjjiji). Gracias por tu humor, las risas, las canciones,...
Yo creía que no, pero sí se puede!

Gracias a todos los de Un millón (o dos) de pasos y a los de Carro de Fuego por estar pendientes de nuestra andadura.

Gracias a ese pedazo de Club que tengo, que igual te montan un chiringuito por los caminos que aparecen de la nada para acompañar al que más lo necesite.

Gracias por vuestra espera paciente a pesar de la lluvia del mediodía..., gracias por vuestra noche,...

No tengo perdón por no haber aprovechado vuestros avituallamientos pero es que en mi estómago no quedaba hueco para tanto "manjar" y me consta que todo lo hicisteis con gran trabajo y esfuerzo.
Para compensar, nos hicimos algunas fotos que me supieron a gloria...

Gracias a mi gente de Jaén, porque con ellos he compartido entrenos, preparativos, incertidumbres, inquietudes y cervezas. Enhorabuena a todos, ya con haberos puesto en la salida muestra que sois valientes...y, desde que cruzasteis la meta, un nuevo grupo de locos cientouneros.

Gracias también a aquellos que me animaron por el camino y que tanta alegría me dio verlos; fotos, abrazos, todo sumaba a cada paso.

Gracias a todos los que antes, durante o después me llamasteis bien por teléfono, bien a través de las redes.

Y gracias al equipo de seguimiento del WhatsApp.

Como broche final, a todos los agradecimientos por supuesto, gracias a mi familia por apoyarme en mi gran locura aunque no siempre sea fácil (porque sin vuestra paciencia infinita, mis horas fuera de casa, etc,, nada de lo que cuento hoy aquí sería posible).


No, no voy a hablar del camino, de cada kilómetro o de ese espíritu que nos ha envuelto a cada paso.
Hay quien podría detallar , casi a ciegas, cada cuesta, cada curva, cada piedra del camino, pero yo me remito a esos otros recuerdos que se quedan en el corazón, a los que quedan retratados tras un objetivo o impresos en la memoria,...
Me quedo con el mar de bicicletas, con los nervios antes de nuestra salida, con el bullicio de las primeras horas (alegres, con chispa).

Me quedo con el caminar lento cuando el sendero se complica,
me quedo con las bajadas rápidas que algunos tanto temen...
Me quedo con la paz del atardecer, con los campos de trigales, con el rojo de las amapolas...
Me quedo con el sonido de los últimos cánticos de los pájaros antes de despedir al sol.
Me quedo con la luna que me iluminó y con la imagen de ese Tajo imponente que nos gritaba desde lejos que el trabajo estaba casi acabado...


Fotografías muchas, lo que se ve, es lo que soy, no aspiro a más, sentir, disfrutar y vivir cada zancada.

Sonreir al principio y por el camino, devolver los aplausos que me lanzaba la gente, agradecer los buenos gestos y  maneras, chocar mil veces las palmas de las manos de los más pequeñitos, aplaudir a voluntarios y a todos los que velaban por nuestro buen discurrir...


Así soy y así lo conté pero acabo de darme cuenta de algo...
...mi crónica sigue sin título...




                      




miércoles, 22 de febrero de 2017

MARATÓN DE SEVILLA 2017...OTRA COSA...

Pocos días han pasado desde que me enfrentase a esos "míticos" 42.195 metros...
Aún recuerdo mi maratón del 2016 en la que las dudas me asaltaron en el kilómetro dos... La presión del tiempo hace mucho aunque un buen entreno lo hace todo y también se puede disfrutar...
Este año tenía otras dudas, desde el verano entrenos complicados y escasos, cero calidad,...difícil ir por marca (que siempre gusta mejorar aunque sea en un segundo...) y 42 kilómetros inciertos...

Cuando se está en esta tesitura sólo queda disfrutar de la otra manera, y principal, que sabe un Pretoriano, en equipo, "todos salimos juntos y llegamos juntos".

Y así fue, dos globos, dos misiones, llevar a todo aquél que optase por las 4:15 o 4:30...
Me junté con Andrés y formamos un grupito pequeño pero muy apañado...no es la primera vez que formamos equipo, no se nos da mal...

Y así, preparativos, bromas acerca de los globos,.. se fue acercando el día.

El día de la pasta, dorsal y un platazo de macarrones con un buen grupo de amigos,...todo envuelto en un ambiente de ilusión, nervios, ansia, expectación, stands repletos de runners locos por una oferta,..
Cada persona que se calza las zapas tiene un objetivo, un reto, un motivo que le impulsa a enfrentarse a ese brutal esfuerzo, luchan por hacer presente una causa, por llevar con ellos "un cachito de cielo", por levantar el ánimo a quién no le quedan fuerzas, por la familia (aquella que sufre nuestros entrenos diarios)... Por miles y miles de razones, tantas como corredores...

Llegó el gran día y comenzamos con una entrega de coraza, esa que llevaría Carolina con el globo de las 4:30 y tomamos posiciones.


Qué contar sobre la carrera? desde el punto de vista de esta Pretoriana, una maratón cada vez más grande, cada vez más cuidada, ambiente espectacular (sobretodo por algunos puntos claves del recorrido) y unos voluntarios de diez, a los que poco mas que "les quedaba beberse el agua por uno para ayudar".
Cada metro, cada zancada, para mí, un cúmulo de sensaciones.
No me corté un pelo, me paré a saludar casi en todas las ocasiones aunque me costaba luego un sprint para alcanzar el 4:15 de nuevo y no siempre fue factible (debo algún que otro beso más)...
Del tiempo sólo estuve pendiente para cumplir con el globo, nos llevamos "haciendo ecuaciones aritméticas" todo el camino....jijjjijjji.
Aplaudí, grité, animé,..esas cosas
que se pueden hacer cuando vas a disfrutar sin más, con el único objetivo de estar junto al globo y asistir a Andrés en lo que necesitase.
En mi corazón, las causas de los demás, cumplir una marca, empujar un carro, una enfermedad en la que no es opción rendirse, otra que podría ser 100% curable, una primera vez, una veinte,...

Me quedo con el trabajo hecho, con la entrada a meta fruto de un esfuerzo diario, con los aplausos de la grada, con los abrazos bajo el arco, con el mar azul de plásticos de "héroes maratonianos", con los ojos llorosos de aquellos que creían que no podrían, con las sonrisas infinitas de satisfacción imborrables durante días,...

Sí, soy corredora de ultrafondo, me esperan el campo y sus montañas, lejos del bullicio de la ciudad y del duro asfalto, cimas con vistas infinitas que me acercan al cielo del que, a veces, no quiero bajar... allí vuelvo pero... la maratón, es otra cosa, llana, desafiante, fuerte...

La maratón te reta a un pulso que algunos piensan que han perdido, pero no, gana el valiente que se prepara y acude a la línea de salida, gana el que cruza meta y gana aquél que se retira pero aprende de sus errores.


Soy corredora de ultrafondo pero la maratón... es otra cosa!




domingo, 15 de enero de 2017

XXXIV CARRERA URBANA INTERNACIONAL DE SAN ANTÓN


San Antón...noche fría y mágica...pasó como un sueño y cuando quise darme cuenta, se difuminó para quedarse en una esquinita de mi caja de los grandes recuerdos.

Un año más, la ciudad vibró en los días previos, nervios, ilusión, algo de polémica entre la tradición y la renovación y algún que otro contratiempo a la hora de recoger los dorsales...

Todo se olvida cuando llega el momento, miles de personas con las zapas listas y otras tantas dispuestas a disfrutar del espectáculo.

Este año, diferente, disfrutar...sí...sólo eso, nada de tiempos, ni siquiera salí de mi cajón, todo por una causa...
Tal vez este año con más fuerza, con un mayor sentido, por nuestro peque Jesús, de Jamilena; por él y por otros,... sé de tantos...  

Globos blancos casi cerraban la carrera, alguno que escapó haciéndose hueco en el cielo de Jaén...

Y allí estaba yo, rodeada de mis chicos de "PonteEnMarchaYa" que, desde distintos lugares de España, no dudaron en acudir a la cita.


¿Frío? imposible...
Una carrera en la que sólo existe una vivencia común, en la que el público te arropa, te anima, te calienta al paso con sus antorchas y espera paciente a pesar de las bajas temperaturas, no da cabida al frío,... Ese...luego...más tarde...pero deja que disfrutemos ahora y ya luego...
Para comenzar...el túnel, impresincible, es lugar de paso obligatorio...Eché de menos al público más cercano debido al paso por los laterales pero todos los que pasamos gritamos lo más fuerte posible para que se nos notase...
Por el camino risas, aplausos correspondidos, fotos y un equipo que lentamente avanzaba por las calles...

Poco a poco, el final, pancarta en mano todos por un sueño...
Ojalá consigamos que la leucemia sea 101% curable...
Seguiremos buscando donantes, animando y acompañando, dando lo mejor de nosotros por ellos, por los que están, por los que estuvieron, por los que dejaron huella y por los que puedan llegar, porque ninguno estamos "a salvo"

Llenos de satisfacción, orgullosos de haber tenido nuevamente el privilegio de correr esta carrera (para mi, única), rematamos la faena con unas buenas cervezas en la mejor de las compañías, con mi gente de los Beer Runners, no sólo de Jaén, también de Sevilla, Granada y de muchos lugares más..., así como con la "marea lila", el equipo de los "supercorazones"...









El resultado,.. al final, todos disfrutamos, olvidamos los contratiempos y esperamos a que pase este nuevo año y vuelvan a vibrar las calles.

Sólo queda que las luces navideñas se apaguen para no volver hasta el año que viene y que los rescoldos de las lumbres dejen de calentar...
Ya no huele a carne ni a palomitas y comienza a hacer frío...habrá que esperar, pacientes, un año más...