martes, 23 de julio de 2019

MARCHA AL ROCÍO 2019


A veces son las ganas más fuertes que la razón…
Así, todo se forjó con un “Me encantaría una noche de Rocío. ¿La montamos? Autosuficiencia total, mochila con lo que necesitemos, luna llena…”… Elección del día “perfecto” y una cuenta atrás con ilusión…
Aunque ya hemos hecho la Marcha otras veces, solos, a cuál “más despistado”, sabíamos que nos acabaríamos perdiendo, incluso siguiendo los puntitos azules del track que sacó Carmen.
A pesar de este inconveniente, informamos a nuestros hermanos Pretorianos y a algunos amigos con los que deseábamos compartir camino…
Presentamos a todos nuestra Marcha cono "NON STOP" y en Autosuficiencia.
Así, un grupito de Pretos, Manu, Enrique y “el Tijeras”, nos embarcamos en la aventura…”de Tomares al Rocío” y el gran dilema… la Raya o por Hinojos…
Antes de contar qué significó para mí el camino, le quiero agradecer a Expósito su apoyo (sin el cual gran parte de la noche no hubiera sido como fue), al Ayuntamiento de Tomares por ceder, una vez más, sus instalaciones para atendernos y a la Hermandad de Rota, por darnos la llave de su Casa de Hermandad para ducharnos una vez terminada la marcha (algo que sin las gestiones de José Luis, hubiera sido imposible).

Cuenta atrás y kilómetros por recorrer… cuando se desea tanto algo no hay distancias, Sevilla, Málaga, Mérida, Jaén… (aunque siempre la vuelta sea con un poquito de nostalgia de lo vivido, escurridizo, rápido, fugaz…).

Del grupo que fuimos qué decirles que no sepan, no fue una Marcha convencional, no, sino realizada con el corazón, con complicidad, compartiendo a cada paso lo que nos deparaba el camino…
Encuentros, besos y abrazos infinitos…hasta que llegó la primera sorpresa a los pocos pasos…  Pepe, siempre cuidando los detalles,  y su regalo (canjeado de antemano por un gorro galáctico anti-marcianitos que nos pondríamos por la noche…).


Calor, humedad, una luna que no llegaba, anécdotas, canciones, juegos, alguna que otra “puesta al día” y arena, mucha arena…Cayó la noche y por fin asomó la luna para no dejarnos en todo el camino... No encendí el frontal y dejé que mi sombra también nos acompañara hasta la aldea...

Los momentos de avituallamiento, los mejores, compartiendo cervezas, refrescos, bocadillos, chicharrones, aceitunas, altramuces, una sandía exquisita y una estupenda tortilla de patatas “del Tijeras”.

Con risas y dispuestos a todo, aparcadas las vergüenzas, cantamos a los marcianos y una salve un tanto diferente…
Bailamos "Paquito el Chocolatero"  jugando con nuestras sombras y  no nos dimos por vencidos para buscar un momento marciano a la altura de Villamarique…
Libramos una dura batalla con los mosquitos que “cenaban autan” mientras se volvían inmortales como las cucarachas en caso del fin del mundo.

También paramos en el Quema, y tomando el relevo del Potaje, esta vez la del vaso fui yo ante un solo valiente, Manu (Susi, Enrique….ya os pillaré para la próxima, estáis en la lista negra).

Así , entre encuentros con Expósito (que nos hizo sufrir un poquillo porque nos daba penita que estuviera solo de un sitio para otro) y sin encuentros en la III Fase, pasamos las horas y amaneció en la Raya Real… Dura, como siempre, pero guiándonos hasta la aldea del Rocío…

Una ducha que supo a gloria y un ansiado encuentro con la Virgen (porque siempre hay un motivo) pusieron el broche final a una Marcha inolvidable, para mí la más ansiada, querida, vivida y sentida y que se remató (todo hay que decirlo) con un buen desayuno con café, zumo y tostada de jamón….

Así lo vivió la Pretoriana Pretoriae que no habla de despedidas ni adioses sino de otras cuentas atrás, de nuevos encuentros y nuevas ilusiones…

   

 


   













martes, 28 de mayo de 2019

UTBS...UN SUEÑO, UNA REALIDAD...


Poco a poco van saliendo crónicas porque una carrera que se vive tan intensamente se desborda irremediablemente en el papel…
He estado dando vueltas a todo lo que tengo en mi cabecita loca…
Cinco años, cinco años “viviendo Jaén” que no es lo mismo que decir viviendo en Jaén…
No, es otra cosa, es sentirme de aquí, fundirme con sus paisajes de olivos, mirar las sierras de su horizonte, las tonalidades de sus piedras,… Es subir a Jabalcuz para estar más cerca del cielo cuando me pesan los pies en la tierra, es soñar con Mágina… Es escuchar como brota el agua de sus manantiales, beber agua fresca de la fuente o perderme en el paisaje del Quiebrajano…

He conocido los baños árabes, castillos, leyendas, casas encantadas, calles de cuestas infinitas, bosques de pinos y cientos de rincones donde poder perderme por unos segundos…

Mucho dicho y nada de la carrera…pues aquí está, Cazorla y su gigante, la UTBS… Un año, otro…esperándome paciente…
Cinco años y cada día que pasa siento como se me escurre de las manos sabiendo que algún día tendré que cerrar la maleta del corazón, en la que tanto he metido, para llevarlo todo conmigo.

Este año la ocasión perfecta, sin posibilidad de realizar los 101 que tanto quiero, tenía claro dónde dejaría mis esfuerzos… Creí estar sola hasta que me encontré que un gran grupo Pretoriano se había dispuesto para conquistar tierras jiennenses.

Las imágenes valen más que mil palabras, qué decir de Cazorla, bella,… Cada rincón, sus callejuelas, sus plazas, Santa María,… Y todo vigilado por el castillo de La Iruela, altivo, desafiante…

¿Cómo no elogiar una carrera realizada con tanto mimo y detalles? Hecha de corredores para corredores, el Club de Montaña Alma Gaia ha puesto precisamente eso, alma y corazón.

Sobresaliente en sus redes sociales, en cada correo o llamada para solucionar problemas (gracias a todos y en especial a Judit, que tiene el cielo ganado con “la lata que le hemos dado algunos”)
Sigo con el 10 a la organización y a los voluntarios que se desvivían en cada punto, todo atenciones y cariño… Ellos nos admiraban a nosotros, yo…a ellos.
De la comida, ufffff, volvíamos a la vida con sus embutidos y dulces, su pan, su café… y tal y como salíamos de uno pensábamos en el siguiente como una nueva victoria antes de la batalla final.

¿Qué decir del recorrido? la salida, espectacular, nos esperaban fuegos y aplausos que nos dieron el calor necesario para enfrentarnos a la noche.
Bajo un cielo estrellado y una luna espectacular, una hilera de guerreros comenzaba la batalla, las primeras horas llenas de murmullos y  risas daban paso a un silencio roto por nuestros pasos y respiración.
Deseando que amaneciera continuamos el camino hasta clarear… Luego, como si de un juego se tratase, el sol salía, “saltando de montaña en montaña” sin dejarse coger. En el frío amanecer, cada rayo sabía a gloria sobre la piel…
Bosques de pinos, manto de piñas bajo nuestros pies, raíces, piedras, agua…
Quedámos atónitos ante una pareja de ciervos que se cruzó en nuestro camino, cerca, muy cerca, potentes y decididos… ¡ellos sí que saben de montañas!
Se nos olvidó, por un momento, el cansancio de los kilómetros cuando ante nosotros aparecieron las impresionantes cascadas y los saltos de agua del río Borosa… Indescriptible el Salto de Los Órganos y el paso por las entrañas de la montaña…
Una vez abajo, me sentí tan pequeñita…
Tampoco me puedo dejar atrás esa “maravilla arquitectónica” de millones de años…el Pliegue del Borosa…
Teníamos que seguir…y, si es duro el recorrido hasta el avituallamiento del Borosa, luego quedaría lo “peor”, puestos al límite en cada subida y bajada técnica, me encontré con un momentillo crítico en el que tuve que ganarle en un pulso al vértigo (qué le voy a hacer si me gusta la montaña…).
Íbamos restando kilómetros poco a poco, con buenos márgenes de tiempo en cada corte, hasta “rozar Cazorla”.
Ya estaba casi hecha pero ese castillo que nos retaba el día anterior esperaba con anhelo nuestra llegada y nos ofrecía sus escalones, como lleva haciéndolo a cada viajero desde el siglo XVI…
La bajada, dura, se tornó dulce conocedores del final inminente…
Un último esfuerzo, unos escalones acompañados de aplausos y un grupo de voluntarias en meta con sus vestidos serranos y unas medallas de enebro que olían a gloria…
Se hace extenso, lo sé, podría hacer “borrón y cuenta nueva” y comenzar una nueva crónica puesto que he dejado para el final lo mejor…mi otra familia, esa que corre y la que sufre conmigo a cada paso, bien porque los de junto a mí, o porque los siente en la distancia, a ciegas, confiando en que todo irá bien.

A los segundos, gracias por vuestro seguimiento, por las palabras de ánimo, por las llamadas, por los mensajes, por ser la luz que iluminó mi noche…
Gracias porque por todo eso, aunque fuese “la única corredora de la carrera” no me sentiría sola.
Gracias a Marta y a Manolo (lo suyo tuvo mucho mérito) por su seguimiento “in situ”.
He de meter en este grupo a mis chicas Pili y Susi, dos guerreras que se enfrentaros junto a Pedro a la maratón con nota alta y que, “mientras sí y mientras no” hicieron el seguimiento nuestro como si no tuvieran que ir también ellas a la batalla… ¡Qué bien sientan vuestros abrazos!

Paso así a los otros, los que pelearon como yo y nos enfrentamos al reto que nos esperaba y que no sería nada fácil…
Muchos amigos y compañeros nos vimos las caras; me alegra decir que todos ganaron la batalla… Sí, es cierto que no todos llegaron a meta pero la satisfacción y el orgullo de llegar hasta donde decidieron, no entiende de metas si priman otros intereses… Emilio, Enrique,…enhorabuena!
He de nombrar al equipazo de “Havié”, Javi y el resto de locos que se juntan para dar lo mejor de ellos en cada aventura,…tampoco hubo rendición… ¡felicidades chicos!
 Toca ahora darle la enhorabuena a una jabata como no hay otra, Ali, lanzada a la aventura junto a su “ángel de la guarda ...Juntos, más que un equipo, invencibles… Picos de Europa acecha…
Me toca ahora quitarme el sombrero ante el “Quinteto de Peñalara”… Pablo, Santi, Andrés, Migue, Virosta…sois de lo que no hay, un equipo que no falla, cabeza, fuerza y corazón,…todos a una…infalibles…


Y llegó “nuestra hora”…rodeada de cuatro compañeros (más que eso,… amigos), me sentía segura y arropada junto a Manu, Hans, Javier y Alberto…
Si se comparte con grandes personas hasta los peores momentos se llevan con humor aunque lo cierto es que no fueron suficientes las bromas cuando el cuerpo se rebela y no quiere más.
No quería separarme de Hans pero era cierto que si “alguna estrategia funcionaba” sería la planeada por Alberto…
La complicidad entre ambos, sus luchas internas y esa guerra bien peleada queda entre ellos (aunque Albertito ha escrito una estupenda crónica en la que nos podemos hacer una idea…).


Antonio para mí, fue el ganador del día por su fuerza hasta el final…sin rendición, echándole casta…
Pero Alberto ganó en corazón, porque no se rindió en su intento de cruzar la meta con Hans a pesar de pasar también por momentos de flaqueza.

Así paso a mi momento, bueno, el mío no, el de mis compis Manu y Javi.
Con ambos (por separado)  he compartido ultras pero esta vez el destino nos juntó a los tres con una finalidad…llegar juntos a meta…
Mientras Manu, “algo torbellino”, nos hacía reir con sus chistes y ocurrencias,… Javi me aportaba serenidad, con él es fácil entenderse con una sonrisa o una mirada, no es necesario mucho más...

Esta vez no le gasté el Garmin para que no pasen muchos años recordándomelo como ocurrió en la Ultra Sierra Norte…
Tal vez me esté haciendo mayor…
 Tengo que “agradecerle” a Manu el que no estuviera al 100%, así se notaba menos mi torpeza…está claro que Heidi donde mejor se desenvuelve es en la pradera…
A Javi agradecerle su paciencia y ese reportaje que fue haciendo por el camino y que irá saliendo a la luz…

No sé si lo sabrán ya, pero aprovecho y lo digo ahora, con ellos al fin del mundo (eso sí, no se les ocurra nombrarme Bandoleros o el Genal, porque me pillarán fuera de cobertura….).






Así lo vivió y sintió esta pretoriana que hoy es un poquito más feliz…


domingo, 10 de marzo de 2019

CASI UN AÑO DESAPARECIDA Y SOY BANDOLERITA!

Una eternidad desde la última vez que escribí en el blog...
He tenido varias tentaciones pero al final, el silencio...
En casi un año se han ido sucediendo entrenos, carreras, cientos de vivencias...
Muchas sola, quizás demasiado, pero nunca me he impedido hacer lo que quiero, "mi coche, el gps y pa´lante".
Aventurándome a nuevas carreras, la Maratón de Málaga, Jarapalos...y fiel a otras como la Desértica, San Antón, Navas de Tolosa, la Media o la Maratón de Sevilla...he ido acumulando kilómetros.
Nunca lo técnico que debiera o lo específico que necesitara pero lo suficiente para "sobrevivir".

Muchos se escudan en la frase típica de "no he entrenado" o "voy fatal de entrenos"... yo no necesité justificarme, casi dos semanas mala y afónica...con escucharme hablar o respirar era suficiente para hacerse una idea de cómo estaba realmente...

Hoy, una semana después, se me apetece gritar lo callado, contar lo sentido,decir lo pensado...
Pero antes de ponerme "profunda" he de confesar que Bandoleros me viene grande y la Bandolerita también,...torpe y cobarde...así soy y poco voy a cambiar a estas alturas de la película...

Desafiarme...retarme...
Expectación, respeto...
Ilusión, ganas...
Encuentros y reencuentros...
Incertidumbre.

Sueños entre pieles,
bosque verde
y cielo estrellado.
Pasos al compás
y respiración desordenada.
Avituallamientos ansiados,
"vida" para seguir un poco más.
Una página de seguimiento,
mensajes, llamadas...
Piedras como cuchillas, piedras traicioneras...piedras...
Senderos pedregosos,...pinos...piedras...
Un compañero fiel,...
Palabras de aliento,
miradas nocturnas,
miradas curiosas...
El murmullo del río...
Conversaciones y silencios....
El canto del gallo
y la meta paciente.

Soy Bandolerita!!!













miércoles, 30 de mayo de 2018

LA ESPERA ETERNA Y LOS 101 EFÍMEROS...



Cuesta, a veces cuesta mucho, a veces no hay palabras o no quieren salir...
Quizás sea el caso...
No sé qué decir de los 101 que no se haya dicho ya, no es cuestión de poner el corazón...hay tantos ya "sobre la mesa"!
Cualquier crónica está cargada de vivencias, de sufrimiento, de dureza, de superación..., de pasión...; no sólo la de corredores, no, aquellos que la viven desde barrera y se aventuran a escribir su otra crónica nos sorprenden de igual modo y nos llegan a lo más hondo...

Pero...qué hace que sea tan especial a esta carrera? tampoco sería capaz de aportar nada nuevo,... por qué engancha, por qué atrapa y te enamora para siempre...? por qué...?

Hay que vivirlo, sin más, es así de sencillo...

Da igual cómo amanezca el día, ni el calor afixiante ni el barro traicionero o el frío,...nos hará dudar ni un solo segundo...

Para un cientounero hay carreras antes y después de la gran cita y nada más llegar a meta, como no podría ser de otra manera, se comienza una nueva cuenta atrás.

Toda ilusión comienza en las preinscripciones, miles y miles de personas guardan con mimo un código que le abrirá las puertas al "campo santo" o que le mantendrá en una espera "eterna"...

"Maldita" lista de espera que a todos acecha y a casi todos elige,...Ella no tiene prisa, no padece ni entiende de ilusiones, sueños y deseos...
Avanza lentamente, y nos echa un pulso...

Hay quien se aparta,... alternativas muchas, tantas como espectaculares, cierto, pero esto es otra cosa...
Aquí entran en juego los otros, los que no se rinden, los que entrenan cada día ante un futuro incierto, los que mantienen la esperanza, los que comprueban una y otra vez el dichoso código esperando la buena nueva...

Y así, cuando uno se da cuenta, entra en la última semana.
Cuánta incertidumbre!, tanta como ganas de avanzar un poco más, lo suficiente, lo justo...

Personalmente, en mi espera, tengo mucho que agradecer...
Muchos amigos me han acompañado en mi "eternidad", animándome y ayudándome a ser, cada día que pasaba, más positiva que el día anterior... Visualicé tantas veces cada momento....
Lo que más me costó fue el "vamos a entrenar para Ronda"; no, no lo hice...sólo entrené por lo que pudiese pasar pero sin disfrutar de los entrenos como cuando sabes a ciencia cierta que estarás en la salida... Inevitable, no es igual...

Y llegó el día,... cuánta felicidad...qué simples somos a veces,... o no...
Tantas personas unidas por una misma pasión; cómplices, compartiendo y exprimiendo los segundos desde antes de tomar la salida, y con un sueño en común...llegar al Tajo...
Una vez allí, ante tan maravillosa visión, entrar en Ronda y atravesar la meta puede parecer un mero trámite para poder colgarse la medalla, pero es un acto colmado de sentimientos que arrastra muchas vivencias del camino,... Esas, se quedan en cada uno de nosotros en  un rinconcito de nuestro ser.

101 kilómetros son muchos pasos y latidos del corazón; todos merecen la pena y te llenan de vida, no existe cansancio que haga desear el final de la aventura, no porque no se desee llegar a meta sino porque será el inicio de un nuevo sueño...

Tantos con los que compartir aunque sea unos segundos...
Besos, aplausos, abrazos, fotos,... una gran familia que desea reencontrarse y compartir, cada año, en una carrera en la que nos sentimos como en casa.

Los 101 pasan fugaces y se tornan un sueño del que no se desea despertar, efímeros pero reales... muchos, desde su "nube particular" se curan sus heridas mientras comienzan un nuevo aprendizaje para hacerlo mejor en la siguiente edición....

Por parte de esta Pretoriana, sólo agradecimientos hacia la Carrera y cada uno de los implicados (organización, protección, fotógrafos,...), así como a todos los que me animaron en el camino o compartieron kilómetros y risas conmigo.